Entradas

Mostrando las entradas de octubre, 2008

Un día cualquiera Pt. 2

La vida es como una película, puedes escoger cada día un personaje nuevo al cual interpretar. Hay momentos, sobre todo cuando camino, que reproduzco la música exacta de acuerdo a la escena que estoy experimentando en ese momento. Sí, ya se que suena a locura y que para ti que nunca has pensado en eso te puede resultar extraño todo lo que te he dicho, pero juro que es verdad. Realmente siento que soy una actriz extraordinaria, claro, en los escenarios digamos que no tanto, pero es sólo porque la gente sabe que estoy actuando y a mi me gusta hacerlos creer, en la vida real, que no lo estoy cuando en realidad estoy siendo una verdadera primera actriz. Lo único malo es que muchas veces caigo en mi propio juego y termino creyendo que todo es verdad, claro, también esta el riesgo que pueden existir personas que igualmente estén actuando y por lo tanto arruinan mi pequeña película. Por fin después de años había quedado delimitada la filosofía de vida de aquella joven y con esto se disponía a

Nefasta

Hoy mientras caminaba hacia mi casa en la mañana me di cuenta de una cosa, soy nefasta... Y es que a pesar de que me considero un buen partido, justo hoy me cayó el veinte –como se dice comúnmente- de que la verdad soy realmente un pain in the a**. No sé si es algo que hacemos todas las mujeres, pero cuando conoces a un hombre sacas lo mejor de tu personalidad: eres interesante, con múltiples temas de conversación, segura de ti misma, coqueta, con una determinación de hierro y un sentido del humor sin igual, ah y además tienes cero complejos. Esto, cual llamado en la selva, atrae a cualquiera, el problema es cuando la presa se encuentra ya cautiva –y no sabemos, o por lo menos yo no sé como mantenerla así- a partir de este momento, como por arte de magia, las mujeres creemos que poseemos a la otra persona y que cada movimiento, palabra y pensamiento que provenga de su parte debe estar dirigido hacia nosotras y si nos damos cuenta que no lo está “se arma la de Dios Padre”. Además de es

De mi pequeño corazón

Cada vez que me siento a escribir me ocurre lo mismo...pongo un par de líneas, las releo e indudablemente tengo que borrarlas. Nada me convence y no sólo hablo de lo que escribo. Este año ha estado lleno de altibajos. Por momentos creo que hace tanto tiempo que no tenía tanta paz en mí, después de una gran cantidad de años en los que mis noches estaban llenas de llantos, desconfianza y peleas; ahora básicamente sólo me tengo que preocupar porque mi pequeña cachorra Michaela haya ido al baño antes de meterse a la cama a dormir conmigo. Sí, por triste que se “lea” esto es lo más cercano a dormir con alguien, y no es porque yo no quiera, es porque alguien más se hace el difícil. Pero es justo esta simpleza de vida, esta rutina trabajo-casa-dormir-trabajo la que me está desquiciando poco a poco. O tal vez se deba a que en realidad dentro de mí vive una pequeña Drama Queen que busca un poco más de acción. ¿Por qué nunca puedo estar satisfecha? Si estoy con alguien sufro de paranoia, si no

Pasión

Hoy desperté a las cinco de la mañana con un extraño sentimiento de aburrición; sinceramente no sé bien a que se deba, a lo mejor es porque después de todo lo que ha pasado, cada vez siento menos; pero esto no quiere decir que no sienta, al contrario, me parece que tengo tanto adentro que me siento constipada y no hay manera de sacarlo. Me paro frente al espejo y veo cómo mi carácter se ha vuelto más amargo porque he perdido la pasión; ya no río, ni juego, poco a poco he dejado de ser yo. A veces siento que estoy en un error, que es momento de volver a empezar pero eso representa dejar atrás mi vida actual, dejar mis ilusiones y mis planes de vida. Todos los días amanezco cansada, harta de que todo gire alrededor de lo mismo, que la gente siempre sea igual, los trabajos sean tan cotidianos, en fin, que mi vida no avance. Me siento en el mismo lugar, pasmada. Hago las cosas de modo mecánico y no por gusto. Muchas veces me pregunto si estoy haciendo lo correcto, pero creo que nu

Un día cualquiera

La lluvia chocaba contra su ventana mientras los rayos alumbraban la densa penumbra que no sólo envolvía el cuarto, sino que ya se había instalado en su cuerpo desde hace varios años. Esa noche se repetiría con éxito aquel incidente que tiempo atrás la había dejado marcada. Cansada de vivir una realidad que no consideraba suya y atrapada por la oscuridad creciente en su corazón, tomó primero las tijeras entre sus manos para tratar de comprobar su valor, pero al darse cuenta de su insignificante fortaleza, no tuvo más remedio que acudir a una dosis de pastillas que aseguraron un largo letargo del cual derivaría su más ferviente anhelo y su más profundo temor, su desaparición del mundo de los vivos junto al desconsuelo de aquellos por los que se sentía abandonada. Era ya una mujer para el mundo pero se seguía sintiendo como una niña indefensa esperando con ansiedad el momento en que debería crecer definitivamente para enfrentarse a la vida real sin comprender aún que para los d