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Mostrando las entradas de diciembre, 2008

Reparo corazones

No sé si tengo un imán para los hombres lastimados, porque pareciera que son los únicos que se me acercan, y sí, con mucho gusto les ayudo a mejorar su estado de ánimo, su autoestima, les subo el ego, les hago creer que son lo mejor que me ha pasado, en fin, hago un servicio de "taller mecánico" dejando a la máquina -en este caso al frágil y destrozado hombre y a su corazón- en perfecto estado, como si nada hubiera pasado y no puedo negar que me hace sentir bien -ya que creo que tengo un alma caritativa y siempre me gusta ver que los demás están bien aunque yo no lo esté-, me emociona por un momento y no puedo negar que hasta me enamoro -no sé si del hombre o de mi obra maestra-, hasta que gracias a mi asombrosa reparación se dan cuenta que necesitan seguir con su vida, conocer a más gente, probar otros labios, darme las gracias y dejarme atrás. Y aquí es cuando me pregunto, ¿a mí quién me repara el corazón?