Nefasta
Hoy mientras caminaba hacia mi casa en la mañana me di cuenta de una cosa, soy nefasta...
Y es que a pesar de que me considero un buen partido, justo hoy me cayó el veinte –como se dice comúnmente- de que la verdad soy realmente un pain in the a**.
No sé si es algo que hacemos todas las mujeres, pero cuando conoces a un hombre sacas lo mejor de tu personalidad: eres interesante, con múltiples temas de conversación, segura de ti misma, coqueta, con una determinación de hierro y un sentido del humor sin igual, ah y además tienes cero complejos.
Esto, cual llamado en la selva, atrae a cualquiera, el problema es cuando la presa se encuentra ya cautiva –y no sabemos, o por lo menos yo no sé como mantenerla así- a partir de este momento, como por arte de magia, las mujeres creemos que poseemos a la otra persona y que cada movimiento, palabra y pensamiento que provenga de su parte debe estar dirigido hacia nosotras y si nos damos cuenta que no lo está “se arma la de Dios Padre”.
Además de esta situación de asfixia comenzamos a hablar en un tono parecido al bibibibibí de los Muppets como si fuéramos retrasadas. Por si fuera poco no nos hacemos escuchar –hasta ahí llegó nuestra determinación de hierro- porque tenemos miedo de hacer enojar a nuestro peor es nada.
Ok sí el plan es no molestar al prójimo entonces no entiendo por qué nos empeñamos en pasar la mitad del tiempo hablando como idiotas y la otra mitad haciendo berrinches, que si no te sirvió agua, que si no te dejó suficiente espacio en el sillón, que si no te besó lo suficiente, si ya no te quiere.
A esto hay que sumarle también los mensajes vía celular de chantaje emocional que seguramente hacen que se les voltee el hígado de coraje pensando “ahora qué chingados le hice a esta vieja”.
Todo esto poco a poco va acabando con la imagen perfecta que atrajo alguna vez a la otra persona hasta el punto en el que te dejan de buscar o te dicen “haz lo que quieras”, a lo cual, como círculo vicioso, tu respondes de la manera anteriormente expuesta.
Yo hasta hoy pensaba que era cool, cero intensa, poco dramática hasta que en este trayecto de 20 minutos hacia mi casa comencé por culpar a la otra parte de su frialdad, pero poco a poco recapitulando me di cuenta que cumplí con todos los requisitos para ser una nefasta...
Y es que a pesar de que me considero un buen partido, justo hoy me cayó el veinte –como se dice comúnmente- de que la verdad soy realmente un pain in the a**.
No sé si es algo que hacemos todas las mujeres, pero cuando conoces a un hombre sacas lo mejor de tu personalidad: eres interesante, con múltiples temas de conversación, segura de ti misma, coqueta, con una determinación de hierro y un sentido del humor sin igual, ah y además tienes cero complejos.
Esto, cual llamado en la selva, atrae a cualquiera, el problema es cuando la presa se encuentra ya cautiva –y no sabemos, o por lo menos yo no sé como mantenerla así- a partir de este momento, como por arte de magia, las mujeres creemos que poseemos a la otra persona y que cada movimiento, palabra y pensamiento que provenga de su parte debe estar dirigido hacia nosotras y si nos damos cuenta que no lo está “se arma la de Dios Padre”.
Además de esta situación de asfixia comenzamos a hablar en un tono parecido al bibibibibí de los Muppets como si fuéramos retrasadas. Por si fuera poco no nos hacemos escuchar –hasta ahí llegó nuestra determinación de hierro- porque tenemos miedo de hacer enojar a nuestro peor es nada.
Ok sí el plan es no molestar al prójimo entonces no entiendo por qué nos empeñamos en pasar la mitad del tiempo hablando como idiotas y la otra mitad haciendo berrinches, que si no te sirvió agua, que si no te dejó suficiente espacio en el sillón, que si no te besó lo suficiente, si ya no te quiere.
A esto hay que sumarle también los mensajes vía celular de chantaje emocional que seguramente hacen que se les voltee el hígado de coraje pensando “ahora qué chingados le hice a esta vieja”.
Todo esto poco a poco va acabando con la imagen perfecta que atrajo alguna vez a la otra persona hasta el punto en el que te dejan de buscar o te dicen “haz lo que quieras”, a lo cual, como círculo vicioso, tu respondes de la manera anteriormente expuesta.
Yo hasta hoy pensaba que era cool, cero intensa, poco dramática hasta que en este trayecto de 20 minutos hacia mi casa comencé por culpar a la otra parte de su frialdad, pero poco a poco recapitulando me di cuenta que cumplí con todos los requisitos para ser una nefasta...
Comentarios
:o) ,
gabriel.
gloria
El siguiente paso es la terapia asì que espero al siguiente post para que me digas cómo dejar de ser nefasta!!!!
Ash...