No soy fea, pero tengo suerte

Ayer comprobé otra vez que alguien debe estar cuidándome desde arriba (desde el Cielo para quienes crean en él).

Y es que he pasado por tantas cosas, que a veces pienso que es un milagro que yo siga aquí, sentada, escribiendo tanta tontería.

Que si tuve un stalker (de verdad, que me seguía a la escuela en las mañanas y se aparecía en las tardes cuando salía de ella y yo no podía hacer nada porque nunca me había dirigido la palabra)

Que si me expongo caminando por la calle a altas horas de la noche

Que si me quedo varada en metro Tacubaya a las 12 de la noche y acepto un "aventón" de un desconocido.

Que si me asaltan y pongo resistencia y terminan arrastrándome por Constituyentes.

Y la última, que si tratan de violarme y al final terminan sin hacerme nada.

Y sí, esto me pasó ayer - ahora la fecha que no voy a olvidar es el 5 de octubre -, iba caminando de regreso del trabajo por la calle de siempre...sólo una variante me afectaba ese día, iba "en la pendeja". Mientras yo mandaba un mensaje de texto desde mi celular un joven que bien podría haber estudiado en mi universidad fingió que recogía algo del piso para tomarme por debajo, alzarme el vestido y tirarme sobre una rama de árbol para acostarme mientras me decía tranquila, tranquila y claro está, me sabroseaba.

Lo peor es cuando el cerebro se paraliza, justo seguido de la frase "ya valió madres esto". Volteé hacia mi alrededor en un acto que me debió tomar 2 segundos y vi que no había gente caminando por la calle - aunque estábamos a menos de 2 cuadras de un hospital y eran las 5 de la tarde-. Comencé a gritar por ayuda, los automóviles pasaban, nadie paró.

Y derepente, dejó de insistir, siguió diciendo tranquila y se fue...todo debió tomar más o menos 5 minutos, pero otra vez para mí, se sintió como una eternidad.

Entonces agradezco a cualquier fuerza suprema que me esté cuidando o incluso a la suerte por permitirme seguir aquí, un poco traumada, un poco más loca pero intacta y aún con ganas de sonreír.

Como dije, el día en el que yo pierda mi buen humor, es el momento en que estaré verdaderamente muerta así que ahí van algunas frases que pueden utilizar y que pienso usar para reirme de este momento: "ahora sí la sentí adentro" o "la vi de cerca", "casi me chingan" y "está bien que necesite una revolcada, pero tampoco era para tanto! que a poco se me nota?" jajajajaja.

Para todos los que sienten pesar en su corazón que este tipo de anécdotas les enseñen que tienen que dejar lo que no les sirva y seguir adelante, la vida puede cambiar en un segundo y peor aún se puede terminar en cualquier momento. No dejen de soñar, no dejen de sonreír, no dejen de perseguir sus metas, no dejen de amar.

Y como siempre, después del trago amargo, a otra cosa mariposa.

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