The English Gentleman

Es curioso como los estereotipos perviven a lo largo del tiempo. Si bien es cierto que el mexicano tiene fama de ser huevón, confianzudo, chistoso y mal pensado, también es una realidad que la historia y las películas nos han hecho creer que el hombre inglés es educado, galante y muy parecido a un príncipe azul.

Aunque no niego que puedan existir algunos especímenes de este estilo y que algunos mexicanos caigan dentro de ese lugar común, conforme a mi experiencia tendría que decir ¡ERROR! Ya que la gran mayoría de los ingleses que vi durante mi breve estancia en el Reino Unido, no guardan ni siquiera un remoto parecido a los encantadores personajes representados por Hugh Grant, Jude Law o Clive Owen.

En cambio, me parece que estos hombres en lugar de cortejarte de la forma en la que Shakespear hubiera esperado, suelen abrir la conversación con algo parecido a: “
hi, do you want to go to my flat and have some kinky sex?”, entre otras frases del estilo.

Mientras caminaba por las calles de una ciudad del sur inglés me di cuenta que predominaban tres prototipos de hombres:

1. El gangsta inglés, y cabe aclarar que es gangsta y no gángster. Éste claramente tiene una influencia hip-hop tanto en su forma de caminar -medio arrastrando una pierna con los pies apuntando hacia afuera cual representación de “El pingüino”-, como en su vestimenta: pants, playera blanca, chamarra abultada de pluma de ganzo, arete de diamante en la oreja, cadena de oro colgando en su cuello y el pelo teñido con reflejos rubios o, en su caso, utilizando una gorra o boina. Casi siempre van hablando por celular, son ruidosos y altisonantes.

2. El emo inglés. Víctima del pelo grasoso sobre la cara, tapando uno de sus ojos. Skinny jeans, playera de rayas o con gráficos vistosos, y en la mayoría de los casos chaleco –abierto o cerrado- de color obscuro. Son callados, instrospectivos y casi siempre van escuchando música.

3. El bump, crackhead, common, en pocas palabras, aquél que vive de la pensión del gobierno, y que se la gasta en drogas o alcohol. El que tiene el rostro desencajado, ojeras debajo de los ojos, pelo grasoso –pero no sobre el rostro-, pocos dientes y que es capaz de quemarte el rostro si le niegas el dinero que te pide para comprar su próximo
fix. Por lo general acuden a programas como The Jeremy Kyle para exponer que ellos no son los padres de los 23 hijos que tiene su exnovia y que no golpean a su mamá. Tienen un olor a cebolla rancia, te ven “feo” y por lo general van hablando solos por la calle.

Tal vez, sólo tal vez, si hubiera explorado un poco en otras comunidades, o si me hubiera aventurado hacia el Great London, hubiera conocido a los ingleses galantes, profesionistas, educados y bien parecidos. Sin embargo, el hubiera no existe.

*
Nota al pie: esta descripción para nada tiene un tinte de xenofobia, ni quiero decir que todos los ingleses sean así, únicamente estoy hablando de mi experiencia personal. Pensar de otra forma, sería como afirmar que todos los hombres son iguales, que todos los hombres son patanes y que todos los mexicanos tienen sombrero, bigote y duermen debajo de un nopal.

Comentarios

El Cone Nadín dijo…
Siempre que viajamos y observamos nuestro entorno, nos damos cuenta de que no estamos solos en este mundo, de que con distintos nombres o vestimentas, siempre vamos a encontrar los mismos estereotipos de razas urbanas, en alguno de los cuatro puntos cardinales al rededor del mundo. Pero lo curioso y magnifico del asunto es que toda esa influencia e imaginación que se desborda al estar lejos de la tierra que nos vió nacer, es directamente proporcional a los medios y la mercadotencnia, y es inversamente proporcional a la realidad, hasta que comprobamos lo contrario.

Un saludo.
Anónimo dijo…
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, está buenísimo, la caída del mito inglés.
Claudia

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