La loca y sus cuates

Memo ha sido durante muchos años mi mejor amigo. Siempre está ahí cuando estoy por dejarme caer o para cosas tan simples como cuando tengo ganas de practicar algún deporte, cuando estoy rodeada de muchos hombres o simplemente cuando soy tan tímida que no sé cómo relacionarme con los demás.

Siempre ha estado ahí para darme un empujón, para ayudarme a ser chistosa o simplemente para no tomarme la vida tan en serio.

Es el típico wey buena ondita, sin muchas complicaciones, podría decirse que un gordito bonachón, pero que al mismo tiempo tiene la suspicacia para reaccionar cuando lo quieren agandallar. El doble sentido es su lenguaje y siempre busca colocar una sonrisa en los demás con su sarcasmo, humor negro y buenas puntadas.

Victoria en cambio, es una persona muy difícil de descifrar. Casi siempre parece como que no medita mucho lo que hace y se deja llevar por el impulso…aunque a veces creo que su mente es más maquiavélica de lo que parece.

Tiene la capacidad de generar historias en un segundo que hace que la gente se convenza de sus argumentos. A sangre fría tiene el poder de decir “es que me estoy enamorando de ti” porque sabe que es la herramienta perfecta para que la persona salga huyendo (y ella quede como la víctima aunque en realidad sea la villana).

Desde hace unos 3 años siento que siempre está al lado de mí tratándome de convencer de que vaya “al lado oscuro”. De que me deje regir por los placeres de la vida comida, alcohol, hombres. En ocasiones le hago caso, pero en el fondo sé que no es lo correcto.

A veces quisiera que se callara y dejara de ser tan macabra. Un intento de Femme Fatale me parece, aunque no sé si lo logra (creo que aunque parece un poco mustia, siempre logra lo que quiere, sobre todo cuando se trata de huir).

En cambio yo, soy tan transparente que las emociones se reflejan en mi piel en un segundo. La timidez es mi mayor defecto (si no es que la inseguridad). En un par de parpadeos puedo pasar de blanco a rojo y a morado por causa de la pena. Siempre contesto que es normal.

Me considero una buena persona, a veces demasiado buena y terminan viéndome la cara. Pero no me importa, porque al final sé que las buenas acciones traen recompensas.

Tengo poca capacidad para socializar, a veces prefiero quedarme callada como mueble porque simplemente no me interesa conocer más gente.

En ocasiones tiendo a ser muy depresiva, hay días en los que se me derrumba el mundo y si no está Memo para salvarme, no hay nada que pueda parar la catástrofe.

En el fondo creo que mi único anhelo en la vida es encontrar el amor verdadero y por eso me gusta crear escenarios de fantasía e historias románticas que en un dos por tres se desvanecen. Casi siempre porque Victoria entra en el juego y termina por arrebatarme lo que empecé.

¿Estoy loca? Los que lean esto pensarán que sí. Pero en realidad creo que todos usamos este tipo de personajes para atrevernos a hacer lo que no haríamos con nuestro verdadero yo.

Memo, el gordito bonachón alburero es mi muletilla cuando me encuentro rodeada de hombres y no tengo idea de qué hacer. Esto lo aprendí en 3º de primaria cuando empecé a ser casi la única niña en mi salón y con mucha más razón a los 10 años cuando comencé a desarrollarme y ERA LA ÚNICA NIÑA DEL SALÓN. O jugaba futbol y me acostumbraba a los putazos o era una rechazada y tenía que acostumbrarme a las miradas libidinosas de mis compañeros adolescentes.

Tres años de portera, y decenas de balonazos en cara y estómago, me valieron para ocupar un lugar dentro del grupito de los hombres y desde entonces creo que me llevo mejor con el sexo masculino que con el femenino (cierto, son menos complicados y mucho menos cuando me divierto tratando de ser uno de ellos).

De Victoria no hay mucho que decir, aunque tiene un largo historial. Pero es mi pretexto para dejar de ser la novia sumisa y abnegada, la niña buena que todos ven como algo para su futuro pero no para su ahora. Victoria es ahora, es fría, no tiene escrúpulos, va hace lo que tiene que hacer y se retira. Yo soy la tonta que aparece de vez en cuando en medio de esos actos y echa todo a perder.

A veces es divertido “pensar” como ella y enredar y desenredar historias casi a la perfección (no que siempre haya actuado así, hablo por mí, por Isabel).

Isabel, la verdad es que hace mucho tiempo dejé de saber a ciencia cierta quién es ella, más allá de lo que ya describí. Ella no es una muletilla, no es un pretexto, no es una fachada de nada más, es algo que ahora trato de recuperar.

Comentarios

Dino dijo…
Te he dicho que soy tu fan ?... aunque la neta el que me raya es Memo, un abrazo para los 2
Anónimo dijo…
de hecho yo no creo que estes loca, me identifique contigo, y si estas loca, estoy loca tambien... ok siii..estas loca jajaja just like me :)
lafiebredelmono dijo…
he generado cierto interes por tus textos autobiograficos...

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