Y al fin pasó...
Si hago memoria de los comentarios que se hacían con respecto a mí hace tan sólo unos meses, la mayoría seguramente incluía frases como “ya deberías tranquilizarte”, “no vas a salir ni en rifa”, “estoy guardándote unos gatos” o el peor, “¿qué? ¿tú? ¿de verdad te interesa tener novio y esas cosas?”
Tenían razón, en ese entonces mis ideas giraban en torno a “el amor apesta”, “nunca volveré a ser feliz”, “¿dónde está el francés?” y “jamás me la van a volver a hacer”.
Sólo de vez en cuando una frase atacaba a mi mente -“con él si podría intentarlo”-, pero trataba de ahogarla porque según yo era prácticamente imposible.
Pero un día, sigo sin entender bien qué pasó, lo "imposible" se volvió realidad y creo que ni yo, ni las personas que cité en el primer párrafo lo creen.
Para que entiendan por qué no lo creo quisiera explicar que habemos en el mundo dos tipos de personas (bueno, dos personalidades)
Por un lado, están aquellas que “siempre son felices”, personas a las que de verdad me gustaría escupirles en la cara porque ese nivel de felicidad es imposible y todo les sale bien.
Como podrán leer, también estamos las personas como yo. No soy pesimista, de hecho creo que se puede ser feliz, pero siempre estoy esperando el momento en que todo se venga abajo.
Por eso es que no puedo creer, que no sólo las personas que no daban un peso por mí se pueden ir tragando sus palabras, sino que lo único (por no decir al único) que de verdad había querido, a quien consideraba perdido para siempre y con quien “podría intentarlo” es quien me hace sonreír todos los días.
Sí, maté al príncipe azul…pero al final, encontré algo mejor
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Saludos!