De mi pequeño corazón

Cada vez que me siento a escribir me ocurre lo mismo...pongo un par de líneas, las releo e indudablemente tengo que borrarlas. Nada me convence y no sólo hablo de lo que escribo.
Este año ha estado lleno de altibajos. Por momentos creo que hace tanto tiempo que no tenía tanta paz en mí, después de una gran cantidad de años en los que mis noches estaban llenas de llantos, desconfianza y peleas; ahora básicamente sólo me tengo que preocupar porque mi pequeña cachorra Michaela haya ido al baño antes de meterse a la cama a dormir conmigo. Sí, por triste que se “lea” esto es lo más cercano a dormir con alguien, y no es porque yo no quiera, es porque alguien más se hace el difícil.
Pero es justo esta simpleza de vida, esta rutina trabajo-casa-dormir-trabajo la que me está desquiciando poco a poco. O tal vez se deba a que en realidad dentro de mí vive una pequeña Drama Queen que busca un poco más de acción.
¿Por qué nunca puedo estar satisfecha? Si estoy con alguien sufro de paranoia, si no lo estoy sufro de soledad, si medio lo estoy quiero estarlo más, pero al mismo tiempo no puedo porque no es conveniente para ninguna de las dos partes, y ahí voy por el mundo sin saber qué quiero, sin saber si me quieren y sobre todo sin saber a quien querer.
Si alguien tiene una respuesta, se las agradecería eternamente.
Por momentos me atormento –como cualquier otra mujer- pensando que tal vez no encuentre nunca a mi príncipe azul o que éste esté tan lejos y tan ocupado en otras cosas que no se acuerde de mí, o que tal vez esté tan cerca y ni siquiera me doy cuenta.
Entonces pienso: sí, estoy mucho mejor que antes y puede sonar un poco “ardida” pero creo que una de las mejores cosas que me han pasado en la vida es haber recuperado mi libertad, sobre todo porque mi futuro no se veía muy brillante. Y aseguro que la otra parte de esa relación piensa exactamente lo mismo.
Pero al mismo tiempo, y creo que eso nos pasa a todos, mi pequeño corazón quiere ser querido y querer; quiere sufrir, llorar, luchar para después recibir como recompensa un pequeño te quiero o qué mejor un te amo.
Así es, este pequeño corazón ha llegado al punto de necesitar ser “encadenado” de nuevo, también sabe que no va a pasar pronto, pero aún así guarda una ligera esperanza de que tal vez la astrología, la alineación de los planetas, el cambio climático o cualquier otro evento orillen a otro corazón a encontrarse con el mío.

Comentarios

Anónimo dijo…
¿Quién se hace el difícil? Es la ironía de la humanidad, siempre queremos más o la otra cosa que antes anhelabamos. El punto es saber decir cuando ya estamos satisfechos... la cosa es que siempre habrá más. Podrás tener al hombre perfecto, pero quizá es demasiado perfecto y querrás a uno más "lite". Desniégamelo.
Anónimo dijo…
La respuesta es: siempre vamos a querer algo más u otra cosa diferente a la que tenemos, si no, qué sentido tendría vivir si ya tenemos todo lo deseado en la vida? ya no habría motivos, incentivos, objetivos por los cuales seguir viviendo. La vida ya no sería entretenida, ya no tendría chiste, ya no sería un reto.

....ay ajáaaaaaaa

*aLiCe*

Entradas más populares de este blog

¿Cómo perder a un hombre en 10 pasos?

Así era Monterrey hace 10 años...

Diarios de una “bridezilla”: La lista de invitados